El desarrollo rural abarca diversas actividades complementarias, como: el aumento de la competitividad agroalimentaria, el desarrollo social rural, el manejo sostenible de los recursos naturales, la modernización institucional, y la integración económica subregional y regional.
El desarrollo rural puede contribuir a consolidar el crecimiento económico y lograr una mayor igualdad. Para ello, es de vital importancia modernizar los sectores agroalimentarios, como parte de un esfuerzo regional para aumentar la competitividad rural. Por lo tanto, es importante reconocer numerosas alternativas para reducir la pobreza rural, como la promoción de actividades rurales agrícolas y no agrícolas y la creación de redes sociales para aquellos segmentos de la población que no son capaces de migrar o que no están empleados; además de la tradicional migración y del reconocimiento de la pluriactividad, por la cual los habitantes rurales utilizan estas y otras alternativas de manera dinámica.
Algunas de las áreas de particular importancia para el Banco en la agenda de desarrollo rural son: la consolidación de las reformas de políticas públicas; la modernización y la reforma del Estado; el desarrollo de los mercados de tierras; el desarrollo de mercados financieros; el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales; y el fortalecimiento de los recursos humanos y el desarrollo de la infraestructura para la producción.
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